Los fallos estratégicos en el desarrollo de nuevos teléfonos y el empuje de la competencia hunden al gigante finlandés Nokia

El abril de 1998, Nokia desbancaba a Motorola como líder de la pujante industria de la telefonía móvil. Catorce años ha durado la supremacía del gigante finlandés. En el primer trimestre del presente curso, la multinacional surcoreana Samsung vendió 88 millones de unidades, mientras que Nokia se quedaba en 83 millones. En el trimestre anterior, Nokia había vendido 113 millones de teléfonos.

Más preocupante que la rápida pérdida de cuota de mercado es la falta de convicción y dinamismo que parece tener maniatada a la dirección de la empresa. El nuevo buque insignia de Nokia es el modelo Lumia 900, equipado con sistema operativo Microsoft Windows Phone. En su estreno en sociedad, durante el trimestre enero-marzo, tan solo vendió dos millones de esos aparatos. La competencia viene marcando registros que la sitúan en otra liga. Apple, por ejemplo, vendió el año pasado un promedio de 23 millones de iphones por trimestre.

La semana pasada, Nokia advirtió a los inversores que los dos primeros trimestres del presente curso serán negativos. Como resultado, en cuestión de días, la empresa se dejó un 21% de su capital bursátil. Según analistas del banco de inversiones Morgan Stanley, “Nokia no logrará su objetivo de vender 37 millones de Lumia durante el presente año”. También los analistas finlandeses del sector comienzan a cuestionar la estrategia del patrón de Nokia, el canadiense Stephen Elop.

A comienzos del milenio, Nokia valía 300.000 millones de euros en Bolsa, el doble que el presupuesto nacional de Finlandia. Hoy ese valor se ha reducido a tan solo 12.000 millones, mientras que el registro para Apple es de 460.000 millones de euros. Nokia ni siquiera es la compañía finlandesa que paga más en impuesto de sociedades, superada por la multinacional de ascensores Kone y la energética Fortum.

Los males de Nokia se acentuaron a partir de 2007, cuando Apple lanzó su iPhone y RIM su BlackBerry. Pero son muchas las personas dentro de la empresa que aseguran que la estrategia mal diseñada viene de antes. “Yo creo que fue la estúpida arrogancia de sus directivos cuando se vieron en lo más alto del podio”, explica un ingeniero indio que trabajó 25 años para Nokia. “Recuerdo que, ya en 1999, el consejero delegado, Jorma Ollila, lanzó la idea de que Nokia debería tener un amplio catálogo de productos, con teléfonos de todas las gamas para todos los públicos. Así nacieron cientos, miles de modelos Nokia. Apple demostró más tarde que con un modelo bastaba”.

“El segundo craso error fue en 2004, cuando le presentamos a la dirección la novedosa pantalla táctil”, agrega el ingeniero. “Los directivos, ebrios de tanto éxito, no nos escucharon”, asegura el ingeniero, que ahora trabaja para la competencia en un país del Oriente Próximo.

En septiembre de 2010, cuando ya era evidente que Nokia perdía la batalla en el lucrativo mercado de smartphones, o teléfonos inteligentes, se contrataron los servicios de Stephen Elop para sacar a la empresa del atolladero. En el año y medio bajo la dirección de este correcaminos de las empresas de nuevas tecnologías, Nokia no ha levantado cabeza. Sus acciones caen en picado, desde 8,20 euros a 3,10. A finales de 2007, Nokia tenía el 63% de cuota de mercado de los smartphones, cifra que se ha visto reducida al 11%. En EE UU, que es el mercado que marca tendencia, la presencia de Nokia, con el 1%, es puramente testimonial.

En febrero del 2011, Elop anunció su nueva estrategia, un matrimonio de conveniencia con Microsoft. A partir de esa fecha, Nokia deja de producir teléfonos con sistema operativo Symbian y queda a merced de los Windows Phone.

Según la columnista Merina Salminen, del diario económico Kauppalehti, “la situación de Nokia comienza a ser de emergencia extrema. El mercado de teléfonos equipados con Symbian se reduce a pasos agigantados sin que Nokia pueda reemplazarlos con Windows Phone. Los Lumia no han logrado conquistar mercados, y los precios de los teléfonos de gama baja caen en picado”. A comienzos de la semana, la agencia de calificación Moody’s rebajó la confianza en Nokia, dejando sus bonos en Baa3, a un paso de los bonos basura.

Nokia acaba de reconocer que los márgenes de beneficio de sus smartphones se han reducido de un 30% a un mero 16%. Según el analista de la consultora Inderes Mikael Rautanen, los márgenes de beneficio son demasiado bajos. “Nokia intenta defender su posición con una política agresiva de precios, pero es una política muy cara”, dice Rautanen, quien asegura que es una política casi numantina, pues los teléfonos equipados con Symbian aún representan cerca del 50% de la facturación de la empresa.

“La masiva expansión del sistema operativo Android de Google es una muy mala noticia para Nokia. La entrada en el mercado, sobre todo en la gama baja, de muchos nuevos competidores corroe más la situación de Nokia”, sostiene el experto.

Fuente: tecnologia.elpais.com/





Etiquetas: ,

Comments are closed.