El nuevo ePaper tiene una resolución de 1024 x 768 y un tamaño de seis pulgadas.
Uno de los siguientes pasos que la mayoría de los gigantes de la tecnología quieren dar para mejorar sus dispositivos móviles se centra en las pantallas flexibles. Samsung presentó el pasado mes de diciembre un vídeo en el que aparecía una pantalla, sin marco ni carcasa que le sostenga, flexible. En realidad, esta pantalla funcionaría igual que un ‘smartphone’ o un ‘tablet’ pero con la única diferencia que su grosor es del tamaño de una hoja de papel.
Por otro lado, la finlandesa Nokia presentó en el Nokia World del pasado mes de octubre una llamativa tecnología de pantalla flexible. Además de permitir que el dispositivo se pueda doblar, permite que el movimiento se convierta en comandos de control.
Sin embargo, las propuestas de Samsung y Nokia son por el momento prototipos que continúan en desarrollo por parte de sus equipos de desarrolladores. Pero la surcoreana LG ya está lista para que sus pantallas flexibles lleguen al mercado.
Según recoge el periódico británico The Telegraph, LG lanzará pantallas flexibles en Europa el próximo mes. Estas pantallas se llamarán ePaper y tendrán la misma función que un libro electrónico. La pantalla es de plástico y aunque no puede plegarse o enrollarse, sí se puede doblar hasta 40 grados. La pantalla tiene una resolución máxima de 1024 x 768 y es, según ha asegurado LG, muy duradera.
El tamaño de la pantalla es de seis pulgadas, comparable al tamaño de pantalla del Kindle de Amazon pero es más o menos una tercera parte más delgada, ya que está fabricada en plástico en lugar de vidrio y pesa la mitad. Según la compañía, debido a su flexibilidad y a la duración de la batería, las pantallas podrían ser utilizadas para publicidad o para exhibiciones en tiendas donde no es viable introducir pantallas normales.
El jefe de operaciones de la división LG Display/OLED, Sang Pato Yeo, asegura que el nuevo dispositivo es un producto “que ayudará en gran medida a popularizar el mercado de los libros electrónicos”.
Fuente: elEconomista.es