Hablar de innovar en las aulas españolas puede resultar un tanto ácido ahora que la proclama del Ministerio de Educación es la austeridad.
Esa será la regla de oro por lo menos durante el próximo curso. Las Comunidades Autónomas tienen que estirar un rígido presupuesto que, además, tras la aprobación del decreto ley por parte del Gobierno, ha sufrido un corte adicional de 3.000 millones de euros. Sin embargo, las tecnología sigue fijándose en el sector educativo como una fértil parcela para hacer negocio, al igual que en áreas como la sanidad o la publicidad.
Mientras algunos todavía debaten en España la necesidad o no de incorporar portátiles a los colegios, otros empiezan a mirar más allá. Hablan de usar tabletas durante las claves, un invento sobre el que, por sus características, muchos han expresado su convicción de que estar llamado a sustituir a esas mochilas atiborradas de libros y cuadernos. Sin embargo el iPad o el Galaxy Tab son solo el contenedor. A partir de aquí cobra especial importancia el contenido.
“Tenemos que transformar la educación, la tecnología puede hacerlo”, afirma Richard Gerver, para continuar diciendo con no poca convicción que “las aplicaciones van a hacerlo”. Gerver es un reconocido teórico en esta materia y ha escrito varios estudios e informes sobre este asunto. En 2005 fue elegido como director del año en Reino Unido tras conseguir con sus métodos que un colegio, al que el fracaso escolar y los problemas de los alumnos estaban a punto de llevarle al desahucio, en un centro modélico.
Gerver ha sido asesor en materia educativa de Tony Blair y colaborador puntual de la Unesco. Sostiene que, a excepción de pequeños matices, la metodología no ha cambiado tanto en las últimas décadas e incluso, en algunas materias, en un siglo. Autor de ‘Creating the school of the future today’, utiliza argumentos tan sencillos como contundentes para sostener el discurso de que las actuales formas de hacer las cosas fallan. Habla de la motivación del alumno. “Yo he aprendido más cuando me he divertido. ¿Por qué los colegios tienen que ser sitios serios y aburridos?”, se pregunta.
Para que la fórmula funcione da tres claves: aprendizaje, risa e interactividad.
‘Algebra Touch’: encaja las piezas de las matemáticas
La interactividad también es un concepto en el que insiste David Landy, otro de los ponentes invitado a ‘The App Fest’, que se ha celebrado desde el jueves en el Circo Price de Madrid. Este profesor de Psicología Cognitiva en la Universidad de Richmond, es uno de los creadores de ‘Algebra Touch’, una aplicación (disponible para iOS) cuyo máximo objetivo es conseguir que las matemáticas “dejen de parecer aburridas”.
La aplicación es como una especie de ‘puzzle’. El alumno en cada operación puede jugar con los números, las signos pero siempre basándose en las normas del álgebra. El objetivo, que las operaciones dejen de ser algo abstracto. Landy lo compara con los juguetes para niños. “Excepto las muñecas, gran parte o la mayoría de estos juegos se tratan de bloques con distintas formas que hay que encajar”, explica el que premiado en 2008 por la Asociación Americana de Psicología. “Es lo mismo. Si te equivocas, lo vuelves a hacer”.
‘Evernote for schools’: el ‘cuaderno infinito’
Evernote, una de las aplicaciones de organización personal más descargas en la App Store y en Google Play, se ha fijado ahora en los colegios. Lo que ofrecen es una alternativa para acabar con las infinitas montañas de apuntes. Colaboran con varios centros en Estados Unidos y en otros países -en España acaban de arrancar con SEK- a los que ofrecen la posibilidad de intercambiar archivos, documentos de texto, capturas de pizarras digitales, audios, videos o trabajar en grupo a través del cloud computing. Jonh McGeachie, uno de los directivos de la compañía, alerta de que en muchas ocasiones se realiza “un reseteo” al comenzar cada curso.
Ellos plantean un ‘archivo documental’ que McGeachie define “como un cerebro externo”. “Los conocimientos de un año a otro o se olvidan o, en un mejor caso, los apuntes acaban guardados en una carpeta en el trastero”, añade. Para evitar que Evernote se convierta en un caos infinito el programa cuenta con motor de búsqueda en todos los dispositivos compatibles.
‘Touch Press’, consulta los libros como quieras
Touch Press es una empresa británica que cuenta en su catálogo con varios libros interactivos para iPad de distintas temáticas como ciencia, astronomía o literatura. “Es más divertido, tocas, mueves, interactuas. El usuario no tiene opción a aburrirse”, comenta Max Whitby, director ejecutivo de la compañía. Lo hace mientras toquetea y juega en la pantalla de su iPad. Hace girar Júpiter a una velocidad de infarto para que en unos pocos segundos se pueda comprobar como es el comportamiento de las lunas del enorme planeta.
Pincha sobre Marte y accede a una completa información multimedia sobre el planeta rojo. El contenido puede consultarse de forma lineal, deslizándose con un cohete desde el sol hasta los confines de la Vía Láctea a través de un pequeño índice situado en la parte inferior de la pantalla, o si se prefiere, aleatoriamente en un mapa interactivo del Sistema Solar. “Hay miedo a cambiar los medios y las herramientas pero quizás está sea una solución”.
Entre otros títulos que presentó ‘The Elements’ -una tabla periódica de todos los elementos químicos-, una aplicación que hicieron a raíz de la versión en papel del libro. En su colección se incluye un Atlas, pensado para que los niños aprendan geografía, que permite al usuario interactuar viajando de país a país en coche, tren, avión o barco.
Aunque todavía no está en el mercado, Whitby dejó ver un adelanto de la próxima ‘obra de consulta 2.0’ que lanzarán al mercado en pocas semanas: una sobre los dibujos de Leonardo Da Vinci. “Siempre buscamos a los mejores socios posibles y en este caso, hemos contado con la reina de Inglaterra”; afirma con cierta sorna. No en vano, Isabel II ha aceptado que Touchpress haga uso de su colección de obras del genio italiano. Además de explicaciones en vídeo y contenidos relacionados, esta obra tendrá un curioso instrumento: un pequeño espejo que permitirá leer los comentarios que escribía Da Vinci al revés sobre sus bocetos. “Solo hay que saber italiano medieval”, concluye Whitby.
Fuente: eldiariomontanes.es/mas-actualidad/tecnologia/
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