Las cifras de la red en España son espectaculares: casi diez millones de líneas ADSL instaladas y cerca de dos millones de usuarios de internet móvil. Miles de ellos conectados las 24 horas del día y descargando música y vídeos, jugando «online» o manteniendo videoconferencias. El incremento en el tráfico de datos ha sido, así, brutal. Los operadores de telecomunicaciones aseguran que ese ritmo de consumo es insostenible y que sus redes caminan hacia el colapso. El Gobierno niega cualquier posibilidad de congestión y pide a las «telecos» un mayor esfuerzo inversor en unas líneas que los expertos califican de antigualla. Todo apunta a que modernizarlas, asegurar el futuro de internet y convertir este sector en clave de la economía pasa por replantear lo que se paga por navegar.
Los operadores invirtieron en 2009, según cifras de la Comisión del Mercado de Telecomunicaciones (CMT), 4.278 millones en el negocio, un 17,3% menos que en el ejercicio anterior y ligeramente por debajo del desembolso hecho en 1998, año en que se liberalizó el mercado. Para el Ejecutivo, que desde 2005 aportó 8.000 millones a ese fin, el recorte en la inversión de los últimos años, que estima entre el 25% y el 30%, no se corresponde con la reducción de los beneficios en el sector, en torno al 5%. Ese encaje de números entre ingresos y gastos ha repercutido negativamente en la calidad actual de las infraestructuras. «Tenemos unas líneas propias de los años 40», dice Enrique Dans, profesor en IE Business School, en referencia a la escasa implantación de la fibra óptica en comparación con la red de par de cobre, la que hoy en día llega a la mayoría de los hogares.
La cuestión es como financiar esa inversión. Telefónica destapó la caja de los truenos esta semana al plantear la posibilidad de que los usuarios paguen por el tráfico que consumen para poder mejorar las autopistas de la información. El 5% de los internautas españoles generan el 75% del tráfico total. Revisar las actuales tarifas de las «telecos» y hacer que quien más consuma pague más supondría eliminar las actuales tarifas planas ilimitadas. La idea provocó un enorme malestar entre los usuarios más activos.
Para los expertos consultados, en cambio, es un derecho legítimo de los operadores y la lógica a imponerse en el corto plazo. «Si las telecos no pueden subir sus precios no van a poder invertir, y sin inversión las redes no son suficientes», explica Josep Valor, profesor de la escuela de negocios IESE. Dans apunta que es una de las posibilidades. «O eso, o dejarlas como están y que las infraestructuras dejen de funcionar», dice.
Las actuales tarifas planas nacieron como una estrategia comercial para captar clientes e impulsar el consumo. «Por eso no es un derecho de nadie, no hay motivo para protestar si se empieza a cobrar por segmentos», reconoce Dans. En otros países de la UE las «telecos» ya establecen sus precios en función de los datos consumidos. Las tarifas planas de Bélgica, Portugal o Irlanda incluyen un tráfico limitado, entre 15 y 300 gigabytes mensuales según la oferta. Una vez agotados, el operador cobra al usuario un recargo por los paquetes de datos de más que consume. El cliente puede además convertir su tarifa limitada en ilimitada pagando un suplemento.
En este debate sobre cómo afrontar el alto coste de renovar esas antiguas redes de telecomunicaciones, las «telecos» hablaron también de cobrar a los creadores de contenidos «online» por usar sus infraestructuras. Lo justifican señalando que son ellas quienes afrontan el coste del desarrollo y mantenimiento de las líneas, mientras proveedores de servicios como Google obtienen un alto beneficio sobre ellas. La patronal Redtel calcula que el popular buscador sólo invierte al año entre 1.000 y 1.500 millones en infraestructuras.
Pero los analistas ven inviable esta opción. «Google ya paga por estar en la red, y además ni es el cliente de lo operadores ni es habitual que estas empresas inviertan en redes», dice Valor
Los expertos creen que esta vía podría esconder un ataque a la neutralidad de la red, principio por el cual todos los datos y contenidos «online» tienen los mismos derechos. Para Dans esa igualdad es innegociable. Valor cree que acuerdos de «telecos» con creadores de contenidos para primar el tráfico de sus datos es mucho más complicado que replantear el precio de las tarifas planas. «Decidir qué contenidos o servicios serían más importantes que otros requeriría una regulación sería·, explica. Por eso, la única alternativa que tienen los operadores para mejorar su inversión y desarrollar una red en internet para el futuro es vender tráfico de datos y no velocidades de navegación. Al menos a corto plazo.

Artículo de: Moncho Veloso





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