En los últimos días, he tenido la oportunidad de hablar con unos cuantos propietarios de alojamientos rurales y hoteles. La ocasión ha sido durante los cursos de Iniciación en las Redes Sociales que he impartido en Escuela Universitaria de Turismo Altamira de Santander . Su gran preocupación viene determinada por la proliferación de portales de opiniones sobre alojamientos rurales y hoteles, donde los navegantes pueden dejar libremente su opinión (buena o mala) sin necesidad de acreditar su estancia.
El portal más grande de opiniones es Tripadvisor, y fue el centro de todas nuestras conversaciones. En él, los usuarios pueden escribir su opinión tras darse de alta, para ello sólo es necesaria una cuenta de correo. La opinión puede haber sido escrita por la competencia, por un cliente que nos ha chantajeado o está amargado o por el mismo propietario. En este último caso las opiniones son siempre positivas, e incluso rozan la fantasía. Hay incluso empresas que ofrecen incluir opiniones positivas de los alojamientos en este portal, lo cual me parece totalmente legítimo cuando, el chantaje y la mentira de anteriores opiniones, puede hacerles perder docenas de clientes al año.
Según he leído, el portal tiene cientos de denuncias en todo el mundo e incluso pone trabas a los propietarios para poder responder a las malas o buenas opiniones. Lo cual es vital para defender los derechos del propietario.
Desde estas conversaciones, el crédito que le doy a Tripadvisor es cero. No me creo nada de lo que allí lea. Ni las opiniones buenas, ni las opiniones malas. Es más, he encontrado opiniones de hoteles y alojamientos rurales donde me he quedado o conozco bien, y algunas opiniones se ven claramente retocadas y falseadas, para bien y/o para mal.
Lo peor de todo esto es que muchos “clientes” aprovechan este tipo de “oportunidades” para chantajear al propietario: “Si no me regala el fin de semana le pongo a parir en Tripadvisor”. ¿Qué deberíamos hacer ante este tipo de amenazas?. Durante mis años de profesional del Turismo tuve la “desgracia” de cruzarme con tipos de esta calaña y desde las “altas esferas directivas” se nos recomendaba siempre ceder dentro de unos límites. Si el cliente nos pedía la noche gratis porque el equipaje había tardado en llegar a la habitación, le enviábamos una botella de cava o una cesta de frutas con una carta de disculpas y el cliente se iba feliz. Debemos saber tratar a este tipo de gentuza, aunque siempre nos puede tocar algún tarado, con necesidad de una larga sesión psiquiátrica, que nos quitará las ganas de seguir en el sector y, además, nos podrá una pésima opinión en Internet. Entonces llega la indefensión y la necesidad de poder controlar este tipo de actividades.
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Etiquetas: Internet, Tripadvisor