Es una dependencia británica situada a tan sólo 42 kilómetros de la costa normanda de Francia, hasta allí llegó en octubre de 1855 buscando asilo el famoso escritor Víctor Hugo, feroz opositor del segundo imperio de Napoleón III.
En esa ‘roca de la hospitalidad y la libertad’, tal como la definió en su dedicatoria de Los trabajadores del mar, dio rienda suelta a su energía creativa que materializó en obras maestras como Los miserables y volcó en la decoración de Hauteville House, la única casa de la que fue propietario. Situada en lo alto de la ciudad, ubicó a su amante Juliette Drouet, en una casa sobre la misma calle, y se sumergió en una producción literaria intensa además de la decoración de lo que sería su hogar por 15 años.
Hauteville House, donada a la ciudad de París en 1927 por su nieta y tataranietos, es hoy un museo que de alguna manera permite ingresar a la imaginación de Hugo: repleta de tapices, baúles de madera, paneles tallados y objetos artísticos, llena de simbolismos ocultos, declaraciones provocativas y guiños humorísticos que el escritor fue recogiendo por más de seis años en tiendas de artículos usados.
En la parte superior de la casa, encontramos un luminoso jardín de invierno, donde Hugo tenía su dormitorio y un despacho con una vista hacia el canal. En este ‘mirador’ escribía mientras contemplaba las islas de Sark y Herm y el brumoso horizonte de su amada Francia.
La Guernsey donde Víctor Hugo vivió su asilo era su lugar de contemplación silenciosa, que le permitía dar largos paseos por los acantilados o nadar en sus bahías. Hoy en día es conocida porque ofrece otro tipo de refugio ya que sus leyes financieras la han convertido en un paraíso fiscal que sigue manteniendo esa vista espléndida que ofrecen al llegar, el suave movimiento de los botes pesqueros y las casas alineadas a lo largo de las colinas.
Artículos relacionados
Etiquetas: Inglaterra, isla, isla britanica, Isla de Guernsey, turismo, viajes