Si hace unos días hablábamos de los gestos y miradas que compartieron los príncipes de Asturias durante un almuerzo en el Palacio Real, en esta ocasión han sido Federico y Mary de Dinamarca los que se han mostrado de lo más cómplices durante su visita oficial de seis días a Corea del Sur. A pesar de los requisitos del protocolo, cualquier instante es el ideal para decirse algo al oído o dedicarse una sonrisa, unos momentos únicos que los fotógrafos consiguieron captar durante los numerosos actos a los que han asistido esta semana los herederos daneses.
Los príncipes Federico y Mary iniciaron su visita oficial en Seúl, al frente de una delegación de representantes de más de 70 compañías danesas, con el objetivo de reforzar las relaciones comerciales en el área de la tecnología verde y la investigación. El primer punto de la agenda fue una visita al Museo de la Guerra de Corea, donde los príncipes hicieron una ofrenda floral por los soldados caídos y se guardó un minuto de silencio. La princesa acaparó todas las miradas y estaba radiante con un vestido plisado de color amarillo pastel que combinó con un favorecedor tocado a juego, guantes y zapatos de tacón ‘nude’.
A continuación los herederos se trasladaron junto al ministro de Industria, Ole Sohn, a la sede del Gobierno, donde fueron recibidos por el primer ministro, Kim Hwang-sik. La jornada se cerró con una cena en la residencia del primer ministro, a la que acudieron también representantes del Gobierno surcoreano y la delegación empresarial danesa.
Al día siguiente, cada uno acudió por separado a diferentes actos. Mientras Mary visitó un hospital, Federico y el ministro de Desarrollo, Christian Friis Bach, participaron en una conferencia sobre crecimiento sostenible. Sin duda, la princesa de Dinamarca echó de menos y se acordó de sus hijos, los príncipes Christian e Isabella y los mellizos Vincent y Josephine, al ver las sonrisas de todos los niños que se encuentran recuperándose en la Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales del Paediatric Cancer Center.
Tras cumplir con sus respectivos compromisos, los príncipes se reunieron en el museo Daelim de arte contemporáneo, donde se celebra una exposición del diseñador de muebles danés Finn Juhl. Fue entonces cuando nos regalaron su instantánea más romántica: Federico recibió a su esposa a la entrada del centro con un tierno beso en la mejilla. Un almuerzo oficial en la residencia del presidente, Lee Myung-bak, y su esposa, Lady Kim Yoon-ok, quienes ya visitaron de forma oficial Dinamarca el año pasado, puso el cierre a esta intensiva jornada llena de actos.
El sábado, los herederos daneses visitaron el astillero de Daewoo en Okpo y se trasladaron a la ciudad portuaria de Yeosu, donde se inaugura la Expo 2012, que permanecerá abierta hasta el 12 de agosto. Federico y Mary, que visitaron entre otros los pabellones de Dinamarca y de Australia, país de origen de la princesa, se quedaron muy sorprendidos con el resultado y felicitaron a todos por el trabajo bien hecho. Si en el día anterior la princesa causó sensación con su imagen más ‘chic’, en esta ocasión se decantó por algo más primaveral: un vestido de original estampado en tonos marrones y grises al que aportó el toque de color con una rebeca mostaza.
Tras admirar la belleza de Yeosu, el domingo viajaron hasta Panmunjom, una aldea localizada en la provincia de Gyeonggi ubicada sobre la frontera entre Corea del Norte y del Sur, y después el príncipe Federico protagonizó la anécdota del día al poner la última pieza de la torre más alta del mundo formada con piezas Lego. El heredero no se lo pensó dos veces a la hora de participar en esta ‘aventura’ en Seúl y se puso un arnés de seguridad para realizar su cometido, bajo la atenta mirada de su esposa.
Fuente: hola.com
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