El nombre de Brest, en la esquina noroccidental del mapa de Francia, evoca aventuras marineras, historias de piratas y ecos de una larguísima tradición naviera. Pero si la visita a la ciudad no ofrece demasiados puntos de interés, todo cambia por completo cuando vamos al puerto y miramos hacia el Océano Atlántico.
Batido por el viento y un mar casi siempre tempestuoso, este rincón de la Bretaña aprovecha la tregua del buen tiempo estival para mostrar la mejor de sus caras: una multitudinaria regata de barcos de época y embarcaciones de madera en general que recorre sus costas cada verano: Les Tonnerres de Brest.
Este desfile marinero de larga tradición atrae a un buen número de turistas llegados de todo el mundo, aficionados a la navegación, pero también a las historias de Tintín. ¿Cómo es eso? Pues porque el nombre de la regata “tonerres de Brest” es una expresión muy utilizada por el Capitán Haddock, compañero de aventuras del intrépido reportero creado por el lápiz de Hergé. y es que la ciudad de Brest le debe mucho al dibujante belga.
Brest, que da la espalda al resto de Francia para mirar al mar, su verdadera patria, alberga también la sede del Centro Nacional de Explotación de los Océanos y del Centro Oceanográfico de Bretaña. También hay que destacar que las bases submarinas que los alemanes instalaron aquí durante la II Guerra Mundial han sido recuperadas para instalar una base francesa de submarinos nucleares, en uno de los lugares más seguros y misteriosos del mundo.
Fuente: EscapadasEuropa.com
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