Estás en un bar y las cervezas empiezan a hacer efecto. Pones rumbo al baño, evacuas y te lavas las manos. Después pulsas el botón del secador de manos, te aburres esperando a que funcione… y terminas la faena en los vaqueros o con una toallita de papel. Aunque no tiene por qué ser siempre así. Dyson Airblade es un secador que de verdad seca las manos y cuyas ventas, con razón, no hacen más que crecer año tras año, desde que se lanzara a principios de 2006. Por ahora se han vendido 144.000 unidades en 30 países. Y pocas nos parecen.
Los grandes inventos vienen a cubrir una necesidad o, también, pueden coger algo ya inventado y mejorarlo. Resulta curioso que los secadores de manos, cuya efectividad siempre ha sido más que dudosa, no hubieran sido convenientemente mejorados hasta hace seis años. Y Dyson, que es famosa por sus aspiradoras, pensó en ello.
“Usted pone las manos debajo de los demás secadores, se las frota un poco, se rinde y termina secándose en los pantalones. Es algo que siempre me ha molestado”. Así explica James Dyson, fundador de la compañía, cómo a su empresa se le ocurrió en 2006 crear un secador de manos completamente diferente, el Dyson Airblade.
Los ingenieros de Dyson invirtieron tres años en el desarrollo, las pruebas y el perfeccionamiento de la tecnología Airblade. El secador de manos funciona en sólo 10 segundos, eliminando el agua de las manos como un limpiaparabrisas. Es el secador de manos más rápido, gracias al motor digital de Dyson.
Diseñado por los ingenieros de Dyson, el motor digital “funciona de manera muy diferente a los motores convencionales de escobillas”, presume la compañía en su página web. Utiliza tecnología de pulso digital y gira a una velocidad de 88.000 revoluciones por minuto. Esta velocidad es suficiente para succionar 37 litros de aire de un baño por segundo.
El aire es expulsado a más de 640 kilómetros por hora por dos ranuras del ancho de una pestaña (0,3 milímetros), creando capas de aire que eliminan el agua de las manos en tan sólo 10 segundos. El resultado no es otro que el que cabría esperar de un dispositivo de este tipo: ¡las manos quedan secas de verdad!
Cualquiera que haya probado el AirBlade habrá notado la diferencia que supone desde un punto de vista de efectividad, pero resulta que también es más ecológico e higiénico. Un baño público utiliza unas 200 toallitas de papel diarias (la mayoría de la gente utiliza dos y hasta tres toallitas por cada uso). Si se reemplazan por un secador de manos Dyson Airblade, se salvarían anualmente 7,5 árboles por cada baño, con un ahorro de unos 1.000 euros al año.
Por otro lado, gracias a que el secador de manos Dyson Airblade no utiliza aire caliente para secar las manos, consume hasta un 80 por ciento menos energía que un secador de manos convencional.
REDUCE LA PROPAGACIÓN DE BACTERIAS
Además, según Dyson, después de diez segundos de uso, el secador de manos Dyson Airblade reduce la propagación de bacterias desde las manos en comparación con los secadores de aire caliente.
Seguramente por este motivo, el Dyson Airblade es el único aprobado por la HACCP International ha certificado como apropiado para el uso en instalaciones alimentarias que operan de acuerdo con el Programa HACCP de Seguridad Alimentaria. La certificación HACCP es internacionalmente reconocida por su apoyo a las organizaciones cuyos productos y servicios muestran excelencia en seguridad alimentaria.
El secador de manos Dyson Airblade está presente en más de 30 países y lo cierto es que cada vez es más habitual verlo en los baños públicos. Desde su lanzamiento en 2006, las ventas globales del secador han ido creciendo año a año; aumentaron un 57% de 2008 a 2009 y un 68% de 2009 a 2010. De esta forma, desde 2006 se han vendido 144.000 secadores de manos Dyson Airblade en todo el mundo (datos de noviembre de 2011).
Dyson es una multinacional británica fundada en 1993 por Sir James Dyson. Hoy en día está presente en 49 países de todo el mundo y tiene una plantilla de más de 3.600 personas, de ellas 700 son ingenieros y científicos que trabajan desde la sede central el Malmesbury (Reino Unido). Su producto estrella son las aspiradoras sin bolsa, sin perdida de succión y con tecnología patentada Root Cyclone y Core Separator.
Fuente: elEconomista.es
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