Un amor platónico e imposible, que se volvió posible. Así describe Astrid Klisans su historia de amor con Carlos Baute, con quien se casó hace un año en una ceremonia civil, en la casa familiar de Letonia de los padres de Astrid, y este viernes volverá a hacerlo, en una ceremonia religiosa que tendrá lugar en la basílica de San Lorenzo de El Escorial, en Madrid. Pero antes de dar el “sí, quiero”, ha amadrinado el premio Origins by Schweppes y allí nos ha contado cómo se encuentra antes de su gran día. “Antes estaba más tranquila, pero ahora sí que puedo decir que estoy nerviosa. Tengo un equipo muy profesional, por lo que ya está todo organizado, pero estoy nerviosa porque quiero que sea una boda muy especial para los invitados. Para nosotros es una boda muy especial desde el primer día que empezamos a organizarla”, confesó.
Han elegido El Escorial para contraer matrimonio porque es un lugar que les enamoró: “Fuimos a una boda allí y nos quedamos enamorados con el lugar, la finca, la iglesia… Queremos que todos los invitados, que además son muchos de fuera de España, lo conozcan. Finalmente no podrán venir los 700 invitados que en un principio estaban en nuestra lista, ya que por temas de traslados es difícil. Al final estarán la familia y amigos más importantes, aunque a día de hoy todavía no sabemos el número exacto”.
Sobre el vestido de novia, sólo ha desvelado que es de Manuel Mota para Pronovias: “Es distinto a lo que en un primer momento tenia pensado, pero ha superado mis expectativas, para mí es espectacular. No lo ha visto nadie, ¡es sorpresa!”.
Después de estas dos bodas, Astrid asegura que ha visto cumplido su sueño de casarse con el hombre de su vida, pero que ahora nacen otros sueños, como formar una familia, aunque quiere esperar un par de años: “Por proyectos profesionales no tenemos pensado tener niños inmediatamente, esperaremos un par de años porque un hijo te cambia la vida totalmente”.
Sobre la luna de miel, dice que se quedarán unos días en Madrid para estar con todos los familiares y amigos que vienen de varios países y después, no sabe dónde viajarán, sólo espera que haya playa: “Todavía no tenemos destino, pero da igual mientras sea con mi marido y estemos solos en una playa”.
Fuente: hola.com
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