Su novia no tiene herpes labial por lo que estamos en posición de asegurar que este niño tiene una de piojos en los bajos que aquello tiene que ser una fiesta salvaje.
Andrea Casiraghi ha pasado de ser un príncipe azul rubito y con melena (como el de las galletas) a un kumbayá pelao y sucio y que no para de fumerretar en todo el día. Si hace algunos años pasaba los veranos en Ibiza (desde entonces se viene rascando el premio y sus dos aproximaciones, como veremos en las fotos), este verano a optado por ir a Córcega a hacer que hace montañismo y tampoco para de refregarse sus partes. Estas fotos son la prueba definitiva que nos indica que Andrea triene kalandrakas como elefantes.
Fuente: todocorazon.com
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