Pero conforme la etiqueta Anonymous se hace más amplia y se usa para causas cada vez más dispares en todo el mundo, puede que sea imposible terminar con el grupo para siempre.
Las autoridades de Estados Unidos revelaron este miércoles que el destacado pirata informático de Anonymous “Sabu” -cuyo nombre real es Héctor Xavier Monsegur, de 28 años- fue detenido en junio en su departamento en un pequeño complejo de viviendas en Manhattan.
Según una transcripción difundida por un tribunal, el detenido accedió a cooperar con las autoridades a cambio de clemencia, ayudando a los fiscales de Estados Unidos a presentar cargos contra otros cinco hombres, dos afincados en Gran Bretaña y otros dos en Irlanda. Todos habían sido detenidos previamente.
“Sabu era considerado un líder”, dijo Mikko Hypponen, investigador jefe de la empresa finlandesa de seguridad f-secure.
“Ayer (miércoles) había gente buscándolo (…) Es un golpe muy serio. Probablemente no va a ser el final de Anonymous pero les va a llevar un tiempo recuperarse, sobre todo por la paranoia”, agregó.
Se cree que los seis eran altos cargos de LulzSec, una escisión de Anonymous que se atribuyó una serie de ataques piratas contra sitios webs del Gobierno y el sector privado. Entre sus objetivos estuvieron la CIA, la Agencia de Crimen Organizado británica y la firma japonesa Sony.
Anonymous emergió a mediados de la última década inspirándose en el pirateo informático pero también en la cultura popular, en concreto en la película de 2005 “V de Vendetta”, en la que un héroe enmascarado combate un Gobierno dictatorial.
Inicialmente centrada en combatir intentos de regulación de Internet y bloquear las descargas ilegales gratuitas, Anonymous amplió desde entonces su objetivo a sectores como la cienciología y el sistema bancario mundial.
Los gobiernos, tanto occidentales como en países más autocráticos como China e Irán, son su objetivo cada vez más frecuente. La agrupación ha atacado páginas webs y ocasionalmente las han cerrado.
Pero Anonymous -y LulzSec en particular- cambiaron a fines de 2010 cuando lanzaron lo que describieron como la “primera ciberguerra” en venganza por los intentos por cerrar la web WikiLeaks.
El grupo atacó sitios en Internet como el de MasterCard, que trató de bloquear los pagos a WikiLeaks tras una aparente presión del Gobierno de Estados Unidos tras la publicación de miles de cables diplomáticos.
“Este es probablemente el final de este grupo particular”, dijo Tim Hardy, un activista británico y experto informático autor del blog “Beyond Clicktivism”.
“Pero (…) parte de la gracia de Anonymous es que es un grupo del que todo el mundo puede decir que forma parte, ya sea atacando una web o llevando una máscara frente a una iglesia de la cienciología”, agregó.
Dichas máscaras se hicieron cada vez más frecuentes en calles occidentales en el 2011, siendo adoptadas cada vez más por elementos radicales e incluso anarquistas en Estados Unidos y Europa.
Las máscaras fueron frecuentes en manifestaciones de “Occupy Wall Street” en Estados Unidos y Gran Bretaña y en las protestas de los “indignados” en España.
Un uso tan popular probablemente continúe, pero la pérdida de alguna de las estrellas más destacadas del movimiento y de sus expertos técnicos los dañará.
Fuente: eleconomista.es