El Fuji san, como le dicen los propios japoneses, es además la montaña mas alta del país y si estás en un edificio alto de Tokio y no hay nubes lo verás allí, en el horizonte, llamándote. Y es que estando en Tokio no puedes perderte la excursión al Monte Fuji. ¡Sería casi un pecado! El monte se ubica al oeste de la ciudad y forma parte de un parque nacional compuesto por lagos y bosques.
El monte Fuji es un volcán que nació hace alrededor de 600 mil años y cuya última erupción se dio a comienzos del siglo XVIII. Lleva dormido bastante tiempo y es un sitio sagrado para las dos religiones más importantes del país, el sintoísmo y el budismo. Para los primeros pertenece a la diosa Sengen sama y contiene el espíritu de la naturaleza, para los segundos es la puerta al otro mundo. El paseo desde Tokio es rumbo al Parque Nacional Fuji-Hakone-Izu y a la montaña la rodean cinco lagos. Por suerte no es un sacrilegio escalarlo así que trepar por sus laderas es una suerte de deporte nacional. La temporada oficial solo dura dos meses, julio y agosto, ya que por estos días no hay casi nieve. Eso sí, en lugar de nieve tienes cientos y cientos de senderistas y peregrinos que quieren llegar a ver el amanecer desde la cima y que por eso arrancan bien temprano la escalada.
Subir lleva ocho horas y lo cierto es que si estás por estos meses en Japón subir al Monte Fuji es una experiencia extraordinaria. Hay muchos extranjeros y vivir la experiencia común de caminar por la noche es algo sin precio. A lo largo de las diez estaciones que componen la ruta hay refugios para descansar. Hasta la quinta estación el camino está pavimentado pero después, ¡a caminar en serio!
Fuente: ViajesconDestino.com
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