El palier es un elemento indispensable de nuestro coche. Se trata del elemento encargado de transmitir el movimiento del motor a las ruedas. Por lo tanto, si se encuentra en mal estado puede afectar directamente al vehículo y hasta llegar a dejarnos tirados.
Conviene comprobar de vez en cuando el estado de los palieres y de sus fuelles. El fuelle de palier es un capuchón de goma que recubre normalmente los extremos del palier. El interior del fuelle se encuentra relleno de grasa, para facilitar el movimiento de la homocinética y no dañarla.
Con el paso del tiempo, es habitual que los fuelles de palier se rompan. Esto puede ser debido, por ejemplo, a una piedra que haya golpeado el coche por debajo, resultando dañado el fuelle.
Una vez se encuentra roto el fuelle, lo que sucede es que la grasa que se encuentra en su interior sale expulsada. Lo más normal es que, si el fuelle se encuentra roto, podemos ver una mancha de grasa en la llanta de nuestro coche, en el paso de rueda y en las zonas cercanas al palier.
Sin la grasa necesaria, la junta homocinética pierde su lubricación, pudiendo dañarse hasta tal punto que es necesario sustituirla o sustituir el palier por uno nuevo.
Normalmente, ante esta avería, es necesario llevar el coche al taller para sustituir el fuelle. También podemos hacerlo en casa, pero lo más seguro es que no disponemos de las herramientas adecuadas.
La sustitución del fuelle de palier, salvo casos concretos, no suele ser complicada. Así mismo, el precio de la pieza nueva puede rondar los 40 euros. Si a esto le sumamos la mano de obra, podemos solucionar este problema por unos 100 euros o menos.
Si no sustituimos el fuelle, con el paso del tiempo lo más seguro es que tengamos que sustituir el palier completo. En este caso el precio es bastante más elevado. Por este motivo es importante llevar al día el mantenimiento de nuestro coche ya que, a largo plazo, ahorraremos dinero.
Fuente: TallerVirtual.com
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Etiquetas: fuelle, homocinetica, mantenimiento, palier, transmisión