Casablanca es uno de los destinos más populares cuando se trata de viajar a Marruecos. No es la ciudad mas bonita del país, en verdad Fez tiene más atracciones turísticas pero por alguna razón (¿la película tal vez?), la gente termina paseando por las calles de Casablanca. Y siendo así es probable que se topen con un blanco y elegante edificio: la Catedral del Sagrado Corazón. Es un templo muy grande y fue construido en los años ’30 cuando los franceses todavía estaban en el gobierno. Cuando debieron retirarse, en el proceso de descolonización de África, cerró sus puertas como templo religioso y pasó a ser escuela y centro cultural. De hecho nunca más volvió a ser iglesia y hoy mismo es un sitio donde el gobierno de la ciudad organiza distintos eventos.
La Catedral de Sacré-Cour fue diseñada por un francés, muchas iglesias en Francia llevan su firma, y en este caso Paul Tournon supo darle forma al hormigón armado. El estilo es neogótico y tiene algo de musulmán y Art Decó. Miranetes, torres, ventanas pequeñas, ángulos agudos, cierta serena simpleza, ¿no es cierto? Dentro no es gran cosa pues los distintos usos que tuvo desde su construcción no han incluido muchos cuidados. Pero a veces se permite a los visitantes deambular por allí y trepar a las torres y al techo así que desde esas alturas las vistas son espectaculares. Hay mucha caca de paloma por todas partes y como el turismo no está contemplado tampoco hay medidas de seguridad así que debes andar con cuidado.
Lo mejor que tiene esta catedral son sus vitrales. Hay algunas escenas bíblicas reflejadas en ellos pero en general se trata solo de cristales de colores que forman las banderas de distintos países del mundo. Cuando el sol se cuela por ellos es precioso.
Fuente: vía Wikipedia
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