Nacido en Leipzig,5-9-1735, muerto en Londres, 1-1-1782. Último hijo de Johann Sebastian B. y de Anna Maria Wilken. Formado por un primo de su padre, Johann Elias, luego por J. Schneider o J. Chr. Altnikol, finalmente por Friedemann y sobre todo por Carl Philipp Emanuel en Berfn. Después de la muerte de su padre, conoció a los hermanos Graun, Fr. Benda, Quantz, Agricola y Kirnberger. Pero, sobre todo, estaba atraído por las óperas italianas de Hasse y, en 1756, se dirigió a ltalia; continuó su formación con P. Martini en Bolonia. Se convirtió al catolicismo y se hizo organista de la Catedral de Milán (1760);a1 mismo tiempo conoció en Turín y Nápoles sus primeros éxitos líricos. Durante el verano de 1762 se dirigió a Inglaterra, donde ya le había precedido la reputación de sus primeras óperas. J. Chr. B. era compositor titular del King’s Theatre y de varios escenarios londinenses y creó en 1764 una de las primeras organizaciones de conciertos por suscripción, los famosos <Bach-Abel-Concerts>, con otro alumno de su padre, C. Fr. Abel. En 1774 se casó con la cantante Cecilia Grassi. También compuso óperas para Mannheim y, con este motivo, hizo varios viajes a la capital musical del Palatinado. La primera representación de su última tragedia lkica, Amadis des Gaules, tuvo lugar en París, adonde se dirigió en 1779. Sin embargo, su fin fue miserable: una casa asediada por los acreedores y la reina pagando los funerales de su Music-Master.
Para juzgar justamente a este maestro admirado por Mozart, habría que conocer al menos lo esencial de su música de iglesia -en particular el Dies irae a doble coro-, de sus óperas y de sus arias. En su música sinfónica encontramos obras maestras mozartianas y prerrománticas (Sinfonía en sol menor, op. 6/6),pero también páginas desbordantes de vitalidad (Sinfonías, op.9/2 y 18/4). Mozart se inspiró en sus sinfonías concertantes. Hay que conocer las páginas atormentadas y nostálgicas de la Sonata en do menor, de los Conciertos en .fa menor y sol menor; hay que aceptar también el testimonio de Schubert que fue impresionado vivamente por las improvisaciones <extrañas> de Johann Christian y recordar que hizo concesiones a un público al que amaba y que también le amó; en la actualidad se han identificado estas concesiones demasiado fácilmente con la ligereza.
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