Era, hasta ahora, la campaña más polémica y sonada de Benetton. Y eso que han sido muchas. Ya estamos acostumbrados a ver en los anuncios de la marca de moda todo menos su ropa. El sida, la pena de muerte, el racismo… Los temas más controvertidos llevan protagonizando la publicidad del grupo italiano desde los años 80. Pero la última campaña, lanzada en noviembre del año pasado, le ha costado algo más que unas críticas. La firma se atrevió a sellar los labios de Barack Obama y Hugo Chávez, y de Angela Merkel y Nicolas Sarkozy, entre otros. Sin embargo, el más escandaloso fue el falso beso entre el Papa y el imán Ahmed Mohamed el-Tayeb.
La imagen dio la vuelta al mundo en pocos minutos y Benetton no tuvo reparo alguno en colocarla en el puente del Castillo de Sant Angelo de Roma, muy cerca del Vaticano. Así el Papa vería mejor el fotomontaje que le habían dedicado. Como era de esperar, la Santa Sede se puso manos a la obra de inmediato para frenar la difusión de la «provocadora» fotografía, y la marca de ropa la retiró de la campaña en cuestión de horas.
Siete meses después del ósculo simulado entre el Papa y el imán egipcio, Benetton ha perdido la batalla judicial por utilizar la imagen de Benedicto XVI para un besuqueo público sin su permiso. «El grupo empresarial reconoce haber herido la sensibilidad de los creyentes y la de Su Santidad», se alegró el portavoz del Vaticano, Federico Lombardi.
La Santa Sede no pidió una compensación económica, pero según Lombardi, «ha querido lograr el resarcimiento moral que supone el reconocimiento del abuso y reafirmar su voluntad de defender la figura de Benedicto XVI». En su lugar, Benetton tendrá que realizar un acto de caridad para la Iglesia, «limitado pero efectivo».
‘Unhate’ es la cuestionada campaña viral –y también la fundación con el mismo nombre– con la que a través de estos besos se pretendía erradicar el odio en el mundo. «Hemos decidido dar notoriedad a una idea profunda de tolerancia para invitar a los ciudadanos de todos los países a reflexionar sobre cómo el odio nace del miedo al otro y de aquello que se desconoce», explicó por aquel entonces el vicepresidente de la firma de moda, Alessandro Benetton.
Claro que entre sus objetivos se supone que también figuraba el de incrementar sus ventas y la estrategia del ruido mediático se ha hecho habitual en esta empresa. Durante el tercer trimestre de 2011, la firma registró unas pérdidas del 33% y ganó 15 millones de euros menos que en 2010. Esta vez, la polémica del beso entre religiosos y antagonistas políticos no ha surtido el efecto deseado. El imperio Benetton gana más dinero con los restaurantes y la gestión de autopistas y aeropuertos que vendiendo jerseys.
Fuente: eldiariomontanes.es
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