La compañía Kodak conservó durante más de 30 años en el parque empresarial Kodak Park de Rochester (Nueva York) un pequeño reactor nuclear que contenía 3,5 libras (1,5 kilogramos) de uranio enriquecido. Sin embargo, ex-emplados de la planta de Rochester han asegurado que este reactor no suponía riesgo de explosión y que se trataba de un dispositivo “perfectamente seguro”.
¿Cuál es el objeto más extraño que una compañía puede guardar en sus oficinas? Eastman Kodak aspiró a conseguir el título. La estadounidense -reina del diseño, producción y comercialización de equipos de fotografía hace unas décadas-, albergó durante más de 30 años un pequeño reactor nuclear en sus oficinas de Kodak Park. Pero, otra pregunta sería para qué quería Kodak un reactor nuclear con uranio enriquecido.
Según han señalado ex-empleados de la compañía al diario digital Democrat and Chronicle, muy poca gente conocida la existencia de este reactor, aunque tampoco se trataba de un altísimo secreto. Se sabía de su existencia aunque no dónde se encontraba exactamente, algo conocido por muy pocos ingenieros y autoridades federales.
Este reactor contenia 3,5 libras (1,5 kilogramos) de uranio enriquecido, por lo que la compañía tuvo que construir un búnker con paredes aislantes para evitar posibles problema en el sótano del edicio 82 de Kodak Park de Nueva York. El dispositivo no era mucho más grande que un frigorífico y se asemejaba vagamente a un robot sacado de una película de ciencia ficción. La compañía utilizaba esta reactor para comprobar las impurezas de los materiales así como llevar a cabo radiografías de neutrones.
La compañía decidió hace seis años cerrar este reactor, por lo que las autoridades federales le obligaron a llavar a cabo planes detallados para la eliminación del uranio. Cuando el uranio altamente enriquecido fue envasado en envases de protección en noviembre de 2007, guardias armados fueron los encargados de deshacerse de ellos.
“Se trataba de una instalación conocida, pero no fue publicitada”, aseguro uno de los ex-investigadores de Kodak, Albert Filo, quien trabajaó con el reactor durante casi 20 años. Los motivos de no darle bombo a la posesión y experimentación con uranio enriquecido en Nueva York no resultan difíciles de imaginar.
Un portavoz de la compañía, Christopher Veronda, aseguró que no podía encontrar ningún registro de que Kodak hiciera pública la existencia de esta instalación y tampoco estaba seguro de si la compañía había notificado de su existencia a la policía local, bomberos o funcionarios y de que contenía materiales altamente peligrosos.
Fuente: eleconomista.es
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