La encontraron tendida sin ropa sobre la cama. Era verano de 1962. El sargento Jack Clemmons, inspector de guardia en la comisaría de Los Ángeles Oeste, confirmó el hecho por sí mismo: había fallecido Marilyn Monroe. Aunque el forense dictaminó que la actriz se había suicidado con una sobredosis de somníferos, las causas de su muerte permanecen aún confusas. Treinta y seis años antes, la actriz había nacido en un panorama igual de fatídico y conmovedor. Para entonces aún se llamaba Norma Jeane Mortenson y no tenía idea de la vida que le esperaba.
Cinco décadas después de su trágico final cada vez son más las personas que creen que Marilyn fue asesinada víctima de una conspiración promovida desde las entrañas del Gobierno estadounidense. La piedra que más suena en este río de rumores asoma que John y Robert Kennedy -presidente y Fiscal General de los Estados Unidos respectivamente- encargaron su muerte a la mafia. Según esta tesis, JFK y Bobby clausuraron la boca rubí de Marilyn para evitar que revelara secretos de Estado obtenidos en la alcoba. Ella habría estado dispuesta a hablar por haberse sentido utilizada y abandonada por los hermanos. Era su forma ‘bettyboopeana’ de vengarse, imprudencia que le podría haber causado la muerte.
Hay quienes van más allá y plantean que Marilyn podría haberse servido cual ‘Mata Hari’ de sus encantos para seducir a algunos de los hombres más importantes del momento y obtener de ellos información que luego pasaba a los comunistas. Durante años se ha estado especulando que poco tiempo después de sus encuentros con los Kennedy, en 1962, la explosiva rubia realizó un viaje a Ciudad de México para reunirse en privado con líderes del comunismo yanqui. Era la época de la Guerra Fría, por lo que una mujer conociera numerosos secretos de Estado y que tuviera contactos con los comunistas, podía representar un peligro para Washington y la seguridad nacional. Un expediente abierto en marzo de ese mismo año por el FBI se rotuló de la siguiente manera: “Marilyn Monroe-Asunto de Seguridad-C” (la ‘C’ es de comunista).
Un capítulo en su vida, el comunista, que toma fuerza estos días después de que se haya conocido que la despampanante artista realizó también un viaje secreto y fugaz a la antigua URSS para encontrarse con uno de sus amantes, un exagente de la KGB. Según el espía en cuestión ambos se conocieron en Washington durante una recepción en la embajada soviética en honor a Nikita Kruschev. Un encuentro casual del que se forjo una amistad y “un sentimiento”, que acabó con la protagonista de ‘La tentación vive arriba’ aterrizando en Moscú. Él, en aquel entonces agente, fue a buscar a la actriz al aeropuerto, la llevó a un hotel con vistas al Kremlin y luego se fueron a su casa de campo. “Tuvimos dos días inolvidables”, asegura. “Se sentía un poco de tensión en nuestra relación y nos dimos cuenta de que el hecho de que estuviéramos solos, no quería decir que nadie nos estuviera vigilando”, dice el exagente, aludiendo a la presencia de espías. “Después de esto, nunca más nos volvimos a ver y finalmente se rompió nuestra relación”, asevera.
Si el símbolo sexual de todos los tiempos, aparentemente tonta, alocada y enloquecedora de los hombres de su época, realmente fue espía femme fatale, no solo representaría uno de los mayores éxitos en la historia del espionaje en el mundo, sino uno de los secretos mejor guardados.
Fuente: eldiariomontanes.es
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