El New York Times vuelve a dedicar sus titulares por segunda vez en lo que llevamos de semana a las condiciones laborales de las factorías de Foxconn en China; como sabéis, la compañía que fabrica los productos de Apple y cientos de otras muchas empresas tecnológicas como Sony, Nintendo, Dell o Nokia por mencionar tan sólo algunas.

En el artículo, titulado “En China, el coste humano está incluido en el iPad”, el periódico profundiza en un tema tan delicado y complejo como es el coste humano de los dispositivos que consumimos, no solo a causa de las presuntas carencias en materia de seguridad, sino también de la enorme presión que se ejerce sobre unos trabajadores con turnos de doce horas seis días a la semana.

Literalmente todo el mundo quiere sus Xbox, sus iPhones, sus pantallas Philips o sus ordenadores con procesadores Intel, y los quieren ya, no la semana que viene o el mes siguiente, pero es responsabilidad de las compañías marcar los límites. A lo largo del reportaje se incluyen infinidad de citas a trabajadores de Foxconn pero quizás las más duras vienen por parte de varios ejecutivos de Apple que han hablado anónimamente con el medio asegurando que si se tratase de un problema con el producto en lugar de con las condiciones de trabajo, ese problema se habría resuelto ya.

“Hemos sabido de los abusos laborales en algunas fábricas desde hace cuatro años, y todavía siguen ocurriendo. ¿Por qué? Debido a que el sistema nos funciona. Los proveedores podrían cambiar todo mañana si Apple no les dejase otra opción. Si la mitad de los iPhones tuviese problemas de funcionamiento, ¿crees que Apple podría dejarlo pasar durante cuatro años? Si reduces los márgenes, obligas a recortar la seguridad.”

Puede que no sea un problema exclusivo de Apple, pero como es normal, ser el centro de todas las miradas gracias a sus resultados récords conlleva enfrentarse también a los focos de la opinión pública. La compañía de la manzana lo sabe, y adelantándose a los acontecimientos publicó a principio de mes un informe de responsabilidad de sus proveedores anunciando además su incorporación a la Fair Labor Association, quienes desde ahora tendrán potestad para realizar evaluaciones independientes que les ayuden a mejorar.

A lo largo de los año Apple ha demostrado en repetidas ocasiones que no hay nada que se proponga que no pueda lograr. Greenpeace les presionó para que fuesen más respetuosos con el medio ambiente y en noviembre del año pasado ya ocupaba la cuarta posición de las empresas tecnológicas más verdes. Ahora ha llegado el momento de que, cueste lo que cueste, Apple vuelva a liderar al resto de compañías exigiendo más a sus proveedores, no más velocidad o mejores precios, sino unas condiciones de trabajo dignas, seguras y justas.

Fuente: applesfera.com





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