Cada una de sus creaciones se convierte en objeto de deseo, sus tiendas son templos del lujo y su monograma un icono planetario. Vuitton ha logrado conjugar innovación, glamour y artesanía. En el número 101 de los Campos Elíseos, en un edificio de aire ‘art decó’, se encuentra la tienda insignia de la marca de ‘maletas’ que en 1998 se metió a modista presentando una colección minimalista, de la mano del entonces gamberro, callejero y padre del ‘grunge’, Marc Jacobs. Fue él quien ‘fichó’ a artistas como Stephen Sprouse que inundó las piezas emblemáticas de graffitis, o a Takashi Murakami y Richard Prince. Incluso logró convencer al expresidente de la URSS, Mijail Gorbachov, para protagonizar una campaña de publicidad.
¿Cuál es la clave para convertir una marca familiar en global y en “la más exclusiva del mundo”? Innovación y tradición: su baúl es la mejor representación de esto. En 1858 el señor Vuitton presentó la primera versión. Hasta entonces todos los que había en el mercado tenían la tapa curvada para repeler más fácilmente la lluvia y, por lo tanto, no podían ser apilados. Él lo hizo plano y consiguió el mismo resultado. Para ello se valió de un tejido llamado Trianon, un lona muy resistente, incluso al agua, de color gris, donde se podía grabar el escudo de armas y los monogramas de los propietarios. Fue todo un éxito. Prueba de ello es que la actriz Sarah Bernhardt, para su primera gira en Brasil, que tuvo lugar en 1886, viajó con 200 baúles.
Con los años, Louis Vuitton concedió un gran valor a los recubrimientos de sus equipajes, hasta el punto de que las telas tenían diseños patentados, lo que les diferenciaba de otras marcas. En 1877, presentó un tejido de rayas en varios colores y 11 años más tarde registró la lona Damier, que es más sofisticada e integra el nombre en el diseño decorativo. Por primera vez, aparecía su nombre como una firma en el exterior de sus baúles. Su hijo George continuó la lógica de su padre y a los cuatro años de la muerte de su progenitor, en 1896, creó el archifamoso monograma ‘LV’ de inspiración japonesa.
Fuente: eldiariomontanes.es
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